fuga de berlineses occidentales

El triángulo Lenné o la única fuga masiva de berlineses occidentales hacia Berlín Oriental.

Potsdamer Platz

Nuestro punto de encuentro en la Potsdamer Platz 10 no deja de maravillarme. Soy berlinés nacido en el lado occidental y mis primeros recuerdos de esta “plaza” deben ser de finales de los ochenta cuando tenía unos 9 años y el muro la atravesaba. Recuerdo que había unas plataformas a las que los occidentales podíamos subirnos para contemplar Berlín Oriental pasando nuestra mirada sobre la así llamada franja de la muerte.

Lo que no sabía en ese entonces es que justo en este punto se dió posiblemente la única fuga masiva de berlineses occidentales hacia Berlín Oriental con la amable ayuda de guardias fronterizos de la RDA.

Para contar la historia hay que remontarse al año de la construcción del muro en 1961.

Los antecedentes

En muchos puntos de la ciudad la construcción del muro fue hecha de manera pragmática. El muro no siempre fue construido justo en el límite de Berlín Occidental por simples cuestiones de rentabilidad. En ciertos lugares hubiera sido necesario construir muchos metros de muro para incluir pocos metros cuadrados de superficie. De esta manera se crearon zonas que pertenecían a Berlín Oriental pero habían quedado en el lado occidental del muro. ¿Confuso verdad?

El triangulo Lenné

El ejemplo más conocido se encontaba donde hoy está nuestro punto de encuentro, el otrora llamado Triángulo Lenné. El nombre viene de una calle que circundaba parte de un triángulo de cuatro hectáreas. La aduana oriental cercó este pedazo de terreno, que pasó a ser tierra de nadie desde 1961 hasta 1988, 27 años más tarde. Pero lo que podría haber sido una tierra inerte se convirtió en un oásis para la flora y fauna de la ciudad ya que contaban con cuatro hectáreas de libertad sin presencia humana.

El intercambio

A finales de la década de los 80 existía una actitud más cooperativa entre las dos alemanias. El 31 de marzo de 1988 Berlín Occidental y el gobierno de la RDA pactaron el intercambio de 96,7 hectárias para Berlín Occidental (entre ellas el triangulo Lenné) y 87,3 hectárias para la RDA, más un pago de 76 millones de marcos occidentales. Este acuerdo entraría en vigor el 1 de julio de 1988.

La ocupación

El oasis, ya en manos de los occidentales, debía convertirse en una autopista. Pero Berlín occidental en aquel momento contaba con la presencia muy activa de ecologistas radicales, anárquistas, punks, okupas y muchos otros grupos combativos. El 25 de mayo 1988, antes de entrar en vigor el tratado, algo más de 180 personas ocuparon el terreno para plantar cara a las autoridades y evitar que se deforestara el triangulo para la construcción de la autopista. Los okupas lo llamaron el triangulo Kubat en memoria de Norbert Kubat, un activista que se había suicidado en prisión ese mismo año. Hasta el 01 de julio de 1988 las autoridades occidentales tuvieron que contemplar el espectáculo sin poder intervenir ya que oficialmente todavía era territorio oriental y no podían entrar. Los orientales toleraron la ocupación.

La fuga

En la madrugada del 01 de julio de 1988, cuando entraba en vigor el tratado, centenares de antidisturbios occidentales asaltaron el territorio decididos a hacer valer la ley y vengar la mofa de las últimas semanas. 184 okupas, usando barreras metálicas, saltaron el muro huyendo hacía Berlín Oriental.
Fue una humillación sin paragnón para la policía y el alcalde de Berlín Occidental, y muy buena noticia para oriente en esta guerra fría de propaganda. Por eso la actitud de los guardias fronterizos orientales fue sorprendentemente cordial. Esperaron a los prófugos con camiones y mantas y los llevaron a un hotel donde se les sirvió un buen desayuno.

El regreso

Después del obligatorio interrogatorio sobre los motivos del cruce illegal de la frontera de estado les dieron un billete de transporte público para volver a occidente con la amable advertencia de evitar ciertas líneas ya que en estas la policía occidental estaba haciendo controles.

Un año, cuatro meses y ocho días después caía el muro de Berlín y cuando hoy miro los edificios de cristal que ocupan el triangulo Lenné parece una historia de otro mundo. Nuestro punto de encuentro en la Potsdamer Platz no deja de maravillarme.

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